viernes, 19 de diciembre de 2014
Buscando en las bibliotecas digitales la palabra "alucinación colectiva", encontré esta interesante noticia.

Veinticinco Policias en busca de una Sombra :

Van Gennep pudiera anotarse este suceso por si hace una segunda edición de su famosa obra sobre "La formación de las leyendas".

Se trata, realmente, de un curioso caso de alucinación colectiva. 
Ocurrió en París hace pocos días.

Era la una de la madrugada. Un comisario de Policía fué avisado desde un hotel diciéndole que había sido sorprendido un ladrón, un émulo1* de Raffles o de Fantomas, mientras intentaba introducirse en una de las habitaciones por una ventana que daba a un patio interior.

El comunicante del teléfono añadía que el ladrón, al verse descubierto, se había batido en retirada, pero no había podido salir del hotel, porque las puertas estaban cerradas. Entonces, el señor comisario, envió al hotel en cuestión cinco agentes ciclistas. Pero los policías, una vez llegados al sitio de su destino, comprendieron que no se bastaban para registrar todo el inmueble y al mismo tiempo vigilar las salidas. En vista de ello, pidieron refuerzos y recibieron consecutivamente veinte agentes más, entre los cuales figuraba un brigadier.

Ahora bien : ¿quién era el ocupante del cuarto que había estado a punto de ser víctima del latrocinio?
Un joven alemán, de 18 años, y llamado Bergmann, que había llegado a París unos diez días antes.

¿Que declaró el joven?
Declaró que había regresado a su cuarto alrededor de las doce y media, luego de haber pasado la noche con unos amigos. Se desnudó y se sentó en la cama. Entonces apagó la luz. 

Y en la penumbra resultante, se le apareció una figura en el vano de una ventana.
Impresionado, se puso a gritar dando voces de alarma. 
Y ahora viene lo que -como luego verá el lector-, resulta lo más chocante.

Fueron interrogados asimismo muchos clientes del hotel y toda la servidumbre, y fueron muchos los que declararon que habían oído ruídos sospechosos en la parte recayente al aludido patio interior.
Hubo quien llegó a concretar más, diciendo que había oído un golpe especial, como si alguien se hubiera dejado caer desde lo alto. Y no faltó quien hubiera percibido -según dijo- un "ay" ahogado...
En vista de la unanimidad de declaraciones, los 25 agentes montaron un servicio alrededor del establecimiento hotelero y se dedicaron a registrar éste en todos sentidos y en todas direcciones, no perdonando el rincón más humilde ni el lugar menos sospechoso. Y así pasaron más de tres horas...

En vista de que la cosa se iba alargando, decidieron que Bermann repitiese la descripción de la escena en que había intervenido, por si acaso en la repetición de ella podían percibir algún indicio que les permitiera orientarse mejor de lo que estaban investigando. Y convinieron en que lo mejor era repetir la escena con los mayores caracteres posibles de verismo. El joven, pues sentóse dócilmente sobre la cama, mientras uno de los policías presentes dió la vuelta al interruptor para apagar la luz, cuando el joven gritó :
- ¡Ahí está!...¡Ahí está!...

Los agentes, con gran sorpresa, miraron en la dirección a que se refería el muchacho. ¿Que vieron?
Vieron.., la imagen del mismo muchacho reflejada en un espejo. Ello, unas horas antes, había sido causa de toda la alarma. Y así terminó lo que justamente hemos titulado con unas palabras que parecen título de una novela de Wells. Por lo demás, sería curioso saber lo que dijeron todas aquellas personas que afirmaban haber oído con tanta claridad ruídos alarmantes en la parte del hotel recayente al patio interior.

1 - émulo : Competidor de alguien o de algo, que procura excederlo o aventajarlo.
1929 - La correspondencia de Valencia - 1929 Agosto 28 

Esta noticia nos puede dar que pensar sobre la posibilidad de que una confusión pueda ser responsable en ocasiones de una alucinación colectiva.

Eso es todo, saludos.



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