miércoles, 3 de agosto de 2016

Recientemente, buscando en la prensa histórica española, encontré un artículo que hablaba del juicio a Édouard Isidore Buguet, a quién la prensa española llamo Bouguet (Fotógrafo) y Pierre-Gaëtan Leymarie (Que atraves de una sociedad anónima, dirigía "La Revue Spirite" (Periódico de estudios psicológicos), fundada en Paris por Allan-Kardec, padre del Espiritismo. Esta historia no solo forma parte de los fraudes del espiritismo, también forma parte de la historia de la fotografía. También pude comprobar como historiadores de la fotografía han escrito sobre esto, como Clément Chéroux en su libro "The Perfect Medium: Photography and the Occult".
En el artículo "El Caso de la Fotografía Espiritista" de Chéroux, traducido por Pilar Vázquez, nos dice :

Antes los supuestos fantasmas de las fotografías eran atribuidos al azar, la torpeza y las consideraban accidentes. Pero a medida que el espiritismo empezó a desarrollarse, desde finales de la década de 1840 en Estados Unidos y los primeros años de la siguiente en Europa, algunos de sus adeptos comenzaron a considerar que los fantasmas de la fotografía eran verdaderos fantasmas. 

También nos dice que hay varios testimonios fechados en lal mitad de la década de 1850, que narran casos de fotografos que atribuyeron las formas etéreas que surgían en las fotos de sus clientes a una manifestación de espíritus. El accidente no tardó en tener su aplicación. Explotando el parecido entre la forma fotográfica producida por la sobreimpresión de la imaginería relativa a los fantasmas y aparecidos, tal como se inscribía por entonces en la imaginación colectiva. A partir de la década de 1850, algunos fotógrafos empezaron a producir fotografías de espíritus de forma deliberada.

En 1856, en uno de los primeros manuales de fotografía en relieve, el físico David Brewster dedica todo un capítulo a las aplicaciones recreativas del estereoscopio. En él, propone utilizar la sobreimpresión para dar un "aspecto de espíritu" (a spiritual appearance) a los personajes y conducir así al lector hacia "el reino de lo sobrenatural" (into the regions of the supernatural). En la década de 1860, y en las siguientes, algunos editores de fotografías binoculares, como la London Stereoscopic Company o la firma americana Underwood & Underwood comercializan así, como objetos de diversión, series completas de espectros, de ángeles o de hadas de forma etérea. Además, ciertos fotógrafos aislados la utilizaron también esporádicamente. 
Fotografía anónima, estereoscopia recreativa, ca. 1865 (colección Sirot/Angel).
Eugène Thiebault, Henri Robin y un espectro, publicidad para los espectáculos del prestidigitador Robin, 1863 (colección Sirot/Angel).

En 1863, por ejemplo, el fotógrafo parisiense Eugène Thiébault la utiliza para una serie de retratos publicitarios del prestidigitador Henri Robin y de unos espectros que hacía aparecer todas las noches en sus espectáculos de fantasmagoría del boulevard du Temple.
William H. Mumler, Herbert Wilson de Boston con el espíritu de una joven con la que había estado prometido, fotografía espiritista, 1870-1875 (colección Sirot/Angel).

Paralelamente al desarrollo de estas prácticas lúdicas, más o menos por la misma época, aparece otra iconografía muy distinta, la cual no iba destinada a la diversión del público, sino más bien a hacerle creer en la posibilidad de fotografiar el espíritu de los muertos. En su "History of the Spiritualism", Arthur Conan Doyle, data en 1851 las primeras tentativas deliberadas de la fotografía espiritista. El espiritista ruso Alexandre Aksakof las sitúa más bien en los años centrales de ese decenio. No se conoce, sin embargo, ninguna imagen producida durante esos primeros experimentos. 
Album with spirit photographs obtained by William H. Mumler, Frederick A. Hudson, F.M.Parkes, Éduard Isidore Buguet a.o., c.1862-1880.
F ig. 3a, William Mumler, Mary Todd Lincoln with the spirit of her husband, P res ident Abraham Lincoln, 1870-1875
Fig. 4, William Mumler, Master Herrod and his double, c. 1870.


Las fotografías espiritistas más antiguas consevadas y documentadas son las realizadas por el americano William H. Mumler a partir de 1861.

Chéroux, nos cuenta, que : A principios del decenio de 1860, la fotografía espiritista era bicéfala. Unas veces mistificaba y otras desmitificaba. Por un lado, apoyaba las hipótesis espiritistas al demostrar la posibilidad de comunicar con los muertos, aunque sólo fuera visualmente. Por el otro, se burlaba de una forma amable de esa creencia.

El 16 de Octubre de 1863, La Correspondencia de España, hacía referencia a un espectáculo de Mr Dicks que producía ilusiones extrañas con un número de compartimentos de cristales azogados y sin azogar y que hacía variar de distancia entre sí, produciendo imágenes. M. Pipper, célebre físico inglés, acababa de producir ante el público de Paris en el teatro de Chatelet efectos sorprendentes; los espectros se encuentran con los personajes de carne y hueso, y los muertos se confunden con los vivos, como en las haladas de la Edad Media.

La emoción de los espectadores explica hoy como los pueblos ignorantes y fanáticos fueron engañados por los impostores; tenemos, pues, en cierto modo a la superchería cogida en flagrante delito por la ciencia, despúes de tantos siglos de impunidad; y he aquí tambien el secreto de esas fotografías espiritistas.
 La Correspondencia de España  diario universal de noticias Año XVI Número 1960 - 1863 octubre 16

El Proceso de Buguet y Leymarie :
“Médium a su pesar”, Le Grelot, 11 juillet 1875, n°222, p. 1



Despúes de hablar de los inicios, comenzaré con el tema principal de este artículo. 

Édouard Isidore Buguet, fue el primer fotógrafo espiritista francés. Nacido en 1840. Buguet figura por primera vez en la corporación de fotógrafos retratistas de Dijon en los años centrales de la década de 1860.

En 1863, siguiendo el consejo del actor Étienne Scipion, que le enseñó fotografías realizadas por Mumler, Buguet comienza a producir retratos espiritistas a finales del año 1873. La fotografía espiritista apareció en Francia con más de diez años de retraso en relación con Estados Unidos. El contexto del espiritismo frances explica este desfase. 

En 1863 llegaron, a traves de la prensa, los primeros ecos del comercio fotográfico de Mumler, Allan Kardec, el jefe de filas del espiritismo francés se muestra interesado, pero al mismo tiempo receloso. 
Revue Spirite 1863 Página 94

En marzo de 1863, escribe lo siguiente en la Revue Spirite, el principal órgano de difusión de las ideas del movimiento : "De ser cierto, semejante descubrimiento tendría unas consecuencias inmensas y sería una de las manifestaciones más notables que hayamos conocido; sin embargo, aconsejamos una prudente reserva. Sabemos por experiencia que los amaricanos, que... ...nos superan en tantos campos, también nos llevan una gran distancia en la invención de falsos rumores... Parece prudente suspeder el juicio. Si la cosa es cierta, se difundirá; mientras tanto, más vale guardarse de dar crédito a todos esos cuentos maravillosos que les gusta difundir a los enemigos del espiritismo para ridiculiarlo y ridiculizar a quienes se los creen con demasiada facilidad. Es necesario, además, observar cautelosamente antes de atribuirles a los Espíritus todos los fenómenos insólitos para los que no se encuentra una explicación; muchas veces, un examen atento acaba mostrando una causa natural que había pasado desapercibida". Además Kardec contaba la historia de un joven lord inglés, fotógrafo aficionado, que un día creyó que había obtenido el espectro de su difunta hermana, pero no tardó en darse cuenta de que se había dejado engañar por una placa que no estaba bien limpia. Y Kardec no dejaba de señalar que, en Inglaterra, ciertos fotógrafos expertos explotaban precisamente ese procedimiento a fin de obtener fantasiosas escenas. Esta prudente reserva de Kardec fue la razón que impidió, más que cualquier otra cosa, que la fotografía espiritista se desarrollara en Francia en ese decenio.

En el siguiente, Buguet abre su "pequeño despacho de fantasmas", como tan acertadamente lo describe un cronista de la época y la situación es muy distinta. Kardec había muerto en 1869. Privado de su carismático guía, el movimiento espiritista se encontraba entonces, como explica Nicole Edelman, "en una posición de debilidad". A fin de reavivar la fe de los adeptos y de atraer nuevas afiliaciones, los espiritistas intentan darle al movimiento una perspectiva más científica. Con ocasión de su elogio fúnebre ante la tumba de Allan Kardec, Camille Flammarion, a quien durante algún tiempo se le consideró su heredero espiritual, exhorta así al espiritismo a transformarse en una ciencia verdadera "ha llegado el momento de que estos complejos estudios entren en una fase científica... El espiritismo no es una religión, si no una ciencia, una ciencia de la que apenas sabemos nada. El tiempo de los dogmas ha terminado... Estamos asisitiendo al nacimiento de una ciencia desconocida"

Los espiritistas franceses, tras la muerte de Kardec, exigen la renovación del espiritismo basandose en en este modelo experimental. A Pierre Gaëtan Leymarie, sucesor de Kardec en la dirección de la Revue Spirite, le interesaban particularmente los experimentos de Crookes. A él se debe la edición de la traducción francesa de las actas de las sesiones co Home. Según el astrónomo italiano Tremeschini, de todos los experimentos llevados a cabo por Crookes hubo uno que impresionó vivamente a Leymarie : aquel en el que Florence Cook fue fotografiada en compañía del espectro de Katie King. Parece que Leymarie y sus discípulos vieron en el medio fotográfico un intrumento indispensable para su proyecto de racionalización del espiritismo.

Pero en 1870, los usos de la fotografía en los protocolos científicos todavía eran escasos. Pese a ello Leymarie se apoyó en el prestigio científico de la fotografía para convertirla en el centro de su tentativa de objetivización del espiritismo. A juzgar por los textos que publicaba la Revue Spirite durante los primeros años del decenio de 1870, no queda lugar a dudas de que para ellos la fotografía era un intrumento de objetivación que permitiría que los fenómenos espiritistas entraran en el sistema de la ciencia oficial. 
 Revue Spirite 1873

En abril de 1873, por ejemlo, escribían en la revista Revue Spirite : "La fotografía es un medio que se pone a disposición de los espíritus, a fin de que pueden dar pruebas irrefutables de su presencia entre vosotros". También decían que era "prueba irrefutable", en otra parte, el "germen de verdad, y en otras más, en la revista de Leymarie describían la fotografía como "la verdad más evidente expresada por nuestra doctrina".

Para los espiritistas, la fotografía presentaba un doble beneficio. No sólo confirmaba a los fieles su creencia, sino que además servirá para atraer nuevos adeptos. Intrumento de fe y al mismo tiempo de proselitismo, no resulta dificil comprender que consideraran que la fotografía era "omnipotente" y que desde principios de la década de 1870 no dejaban de rogar que algún espiritista se hiciera fotógrafo o que algún fotógrafo se hiciera espiritista.

Revue Spirite 1871

"Nos gustaría... que algún médium fotógrafo quisiera ocuparse de la reproducción de los rasgos de un espíritu, escribían en octubre de 1871 en la Revue Spirite. 

El 19 de Junio de 1874, la Revista Europea, hablaba de un espiritista que estaba llamando la atención en Paris. Una persona que hacía retratar por el fotógrafo espiritista, y asistía personalmente a la cámara-oscura al desarrollo de su imágen. Al mismo tiempo que ésta aparece, se presenta la de un espíritu. Algunos inocentes reconocen a su padre, a su abuela, etc. Un físico no ve en ello más que un juego de manos. El procedimiento que emplea el fotógrafo no puede ser más sencillo. Prepara de antemano cristales sensibilizados, y hace el retrato de un espectro, que improvisa con una sábana, una barba postiza o alguna otra cosa por el estilo...

Luego veremos como no andaba muy desencaminado.
Revista europea Tomo Segundo Año I Número 21 - 1874 julio 19 - pagina 33
  
Ahora vamos ver lo que nos decía la publicación "El Espiritismo" del 15 de Noviembre de 1875, donde publicaban el Boletín Judicial del Tribunal de Corrección de París (Sala7) Del 16 de Junio de 1875, cuando ya fueron juzgados :

"Una numerosa concurrencia se agolpaba a las entradas de la cámara, cuyo limitado espacio no podía seguramente contener la décima parte de aquellos que hubieran querido penetrar en ella.

Los acusados son los señores :

Buguet, de 30 años, fotógrafo;

Leymarie, de 40, escritor;

Alfred-Henri Firman , médium de estados unidos.

M. Dubois, sustituto del Sr. Procurador de la República, ocupa su puesto.

Los señores Craquelin Lachaud y Carraby toman asiento en el banco de la defensa.

He aquí la exposición de los hechos según la requisitoría del señor Procurador de la República :

De algunos años a esta parte, hábiles estafadores explotan en América la credulidad pública, y particularmente la de los numerosos adeptos del espiritismo, anunciando el efecto que, en calidad de médiums, tienen la facultad de obtener, con ayuda de evocaciones dirijidas a los espíritus, la imágen de una persona muerta, de la cual jamás se hubiese sacado retrato, haciéndola aparecer sobre el mismo cliché (Fragmento de película fotográfica en negativo que sirve para reproducir la imagen que contiene en papel) que la del que se colocara delante del objetivo evocando en el acto con el pensamiento al difunto. Pero esta plancha de cristal bañada en colodion no pudiendo recibir otra imágen que la de objetos materiales expuestos a la luz, evidente, para todo hombre pensador, que no se pueden obtener reproducciones fotográficas por medios de un órden puramente intelectual, con o sin prácticas espiritistas o magnéticas. El resultado que se anuncia es, en efecto, preparado con ayuda de procedimientos materiales, a los que previamente es sometido el cliché, fuera de la presencia y con ignorancia del cliente que ha pedido la aparición.

La Revue Spirite, fundada en París por Allan-Kardec, y que continúa con su publicación, después del fallecimiento de éste, a nombre de una sociedad anónima por Leymarie, uno de los acusados, después de haber hecho frecuentemente alusión a las fotografías espiritistas obtenidas en América, anunció, a finales de 1873, que un fotógrafo llamado Buguet, establecido en París, boulevard Montmartre, 5, y dotado de las facultades de médium, había llegado por la intervencion sobrenatural de los espíritus, a un resultado semejante.

Desde ese momento, cada número de la Revue Spirite, que aparecía mensualmente, contenía una prueba llamada espiritista obtenida por Buguet, y acompañada bien de un artículo de reclamo, bien de una carta de agradecimiento dirijida por un cliente, que afirmaba, en un lenguaje más o menos entusiasta haber reconocido junto a su propia imágen, la figura de un pariente o de un amigo muerto.

Buguet percibía 20 francos por la prueba y tirada de seis ejemplares (en tarjeta) de una fotografía espiritista; declaraba que no podía responder de la semejanza de la persona evocada, pero que el precio debía abonarse fuera o no reconocida la imágen de esta. 

Los clientes que se presentaban en el taller de este acusado, eran desde luego recibidos generalmente por la cajera, hija de Ménessier, la cual les planteaba diversas cuestiones relativas a la edad y fisonomía de la persona muerta que ellos deseaban ver aparecer.

Buguet se presentaba enseguida aparentando cierto aire de inspirado, haciendo subir al cliente a la azotea, donde debía retratarse, le recomendaba que pusiese su pensamiento en comunicación con el espíritu cuya imagen deseaba. Tomando de manos de un ayudante la plancha sensibilizada, la ponía en el objetivo que preparaba al punto; despúes, agitaba los brazos y simulaba una evocación. Terminada la prueba, el ayudante se llevaba el cliché para someterlo a las manipulaciones acostumbradas, trayéndolo de nuevo a los pocos momentos. Buguet la presentaba al cliente, quien distinguía con más o menos claridad por detrás de su propia imagen o a uno de los lados, la forma vaga e indecisa, teniendo la apariencia de un espectro envuelto en un sudario, del cual solo la cabeza, quedaba libre, de una manera más o menos confusa. Antes de retirarse, el cliente satisfacía el precio estipulado, y recibía sus pruebas al cabo de algunos días.
G. Lemoine, “Un médium sanador haciéndole unos pases magnéticos al fotógrafo Buguet”, il. extraída de Louis Figuier, Les Mystères de la Science, París, À la librairie illustrée, 1892, p. 641

Para representar la comedia hasta el último momento, el fotógrafo se quejaba de agudos dolores de cabeza, ocasionados según el por las numerosas evocaciones que hacía. Se hacía pasar por un médium curativo, haciendo pases magnéticos a la viuda Pomble, que tenían por objetivo despojarse de los malos fluidos, de cuyo influjo se lamentaban y referían después que sentían alivio por consecuencia de este tratamiento.

Con el fin de acrecentar los productos de estas prácticas fraudulentas, imaginó Buguet no exigir la presencia de la persona que desease evocar algún pariente; dijo que bastaba que sus clientes le enviaran por correo la tarjeta fotográfica del que solicitara; estos retratos los colocaba ante el objetivo al evocar el espíritu, cuya imagen aparecía en la nueva prueba, cerca de la reproducción de aquellos. Envió, en efecto, a numerosos corresponsales a cambio de sumas de 20 francos por seis ejemplares, fotografías representando sus retratos, tarjetas acompañadas con la silueta de apariencia espectral. Para sostener la confianza de un poder puramente intelectual y sobrenatural, excluyendo toda idea de artificios materiales, había tenido cuidado de hacerles conocer anticipadamente el día y la hora de la pretendida evocación, a la cual debía dedicarse como médium, a fin de permitirles, decía, unir de lejos sus súplicas a las de él en el oportuno momento.
p. 57, Fig. 15i, Édouard Isidore Buguet, Mr. Dessenon recognizes his wife, 1873-1875.

Al recibir las pruebas, varios clientes se imaginaron reconocer algún difunto, al que se unieran lazos más o menos estrechos, sea que, por un caso bastante extraordinario, existiesen varios rasgos de semejanza entre la faz de aquel y la imagen material de que Buguet se sirviera préviamente para que apareciese grabada aquella figura sobre su cliché, por medio de un procedimiento que será expuesto en breve; este parecido se podría haber dado en cierto modo por el fanatismo de su fé espiritista y la imaginación. 
p. 56, Fig. 15a-f, Édouard Isidore Buguet, Nine spirit photographs, 1873-1875.

La mayor parte declaraba que no existía ninguna semejanza entre los detalles de la persona cuyo recuerdo habían evocado, y la imagen aparecida junto a sus propios retratos.

Sin embargo, Buguet, habiendo tenido el cuidado de declarar que no garantizaba la semejanza, según sus afirmaciones, tenía una fiabilidad del 60 o 70 por ciento, cosa que hacía saber en sus cartas y anuncios, fijados en las inmediaciones de su taller, que la suma de 20 francos, pagada anticipadamente, era siempre obligada, la utilidad de la operación quedaba cobrada con anterioridad.

Una sola vez, le llegó una reclamación de la hija de Heck, camarera de Lyon, que se quejó de haber recibido una prueba que de modo ninguno le recordaba a los rasgos de su difunto padre, Buguet le devolvió los 20 francos acompañando esta restitución de una injuriosa carta, en la cual osadamente la amenazaba con quejarse ante los tribunales.
01 - El Espiritismo (Sevilla). 15-11-1875, n.º 14, página 5

p. 58, Fig. 16, Édouard Isidore Buguet, Antispirit photograph: “Mysterious communications. Complete illusion.” 1875.

Estos sucesos despertaron la atención de la justicia por la publicidad que recibían en la Revue Spirite. M. Lombard, funcionario de orden público, encargado de hacer experimentos en el servicio fotográfico de la prefectura de policía puesto bajo su dirección, llegó a deducir que la reproducción de los pretendidos espectros era un fraude.
El 22 de Abril de 1875 M. Clement, comisario de policía, acompañado de Guillaume Lombard y el inspector jefe Belín de Ballu, se presentaron en casa de Buguet para probar el flagrante delito, en virtud de mandamiento judicial.

Los señores Lombard y De Ballu empezaron por presentarse solos, y preguntaron al acusado si podría reproducir la imagen del padre del último. El fotógrafo respondió afirmativamente, les hizo subir a la galería, situada sobre la azotea, se alejó durante algunos instantes, y volvió trayendo un chasis cerrado, que contenía la plancha bañada en colodion. La puso en la cámara e hizo colocarse, dándole la luz del foco, a Ballu, encargándole pensase en su padre; despúes, y destapado el objetivo, fue a apoyar su cabeza contra la pared para que se creyera que iba a entregarse a una evocación.

En tal momento, intervino Lombard y le preguntó a Buguet si el cliché no contenía una impresión tomada en otro lugar. Despúes de algunas vacilaciones, el acusado se decidió a declarar que, en efecto, contenía ya una imagen preparada algunos momentos antes en otro gabinete.

El comisario de policía se presentó e invitó a un inspector del ramo, encargado del servicio fotográfico, a verificar sobre el cliché después de sacarlo del chasis, las operaciones necesarias para revelar la imagen. Estas hicieron aparecer una figura de hombre y otra de mujer, de forma confusa. Buguet explicó esta doble aparición, refiriendo que, aunque generalmente solo se le pedía la de un espíritu, a menudo hacía grabar dos espectros a la vez porque les resultaba más agradable a los clientes.

Buguet no puso dificultad alguno en revelar su procedimiento e hizo saber que se servía de una muñeca, cuya cabeza cambiaba a voluntad, y que le hacía colocar delante del cliché por corto tiempo y a media luz en un gabinete aparte de aquel en que el cliente esperaba, situado en otro estremo de la casa. Se encontró este laboratorio, sobre una pilastra de madera pintada, una muñeca articulada, de quince centímetros de altura, cuya cabeza estaba sustituída por otra de cartón que representaba la de un anciano; el cuerpo se encontraba vestido con una gasa azul y de un pedazo de tela negra que disimulaban las articulaciones. A corta distancia y colocado a foco había un aparato fotográfico. Por invitación del comisario de policía, Buguet produjo la imagen de un espectro tomándola de la muñeca, cuya ligera envoltura parecía un sudario.

La indagación practicada en casa del acusado hizo que fuese descubierto, en un gabinete dependiente del taller, una caja de madera conteniendo 240 cabezas de ambos sexos y de diferentes edades, recortadas y pegadas en cartón, despúes de haber sido obtenidas al fotografiarse personas reales, y de haberlas agrandado. También se encontró 59 más en una segunda caja. Estas cabezas le servían para dar variedad a sus apariciones espectrales.

Se encontró una muñeca articulada, cubierta con un velo verde, la cual servía para simular apariciones de niños; además una careta de carton representando una calavera, varias pelucas y barbas postizas, una lira y una guitarra. También encontraron en casa del señor Piedefort, relojero espiritista, una caja de música llamada de Castel, que había dado a Buguet y que este le había mandado contruir, para acompañar sus pretendidas evocaciones.

El acusado confesó haber tenido por recursos para la confección de sus pruebas llamadas espiritistas, subterfugios y procedimientos puramente materiales, en los que ninguna pretendida influencia magnética o espiritista podía caber. En 1873 había comenzado a fotografiar a sus empleados, y de sus retratos se servía para imágenes de espectros.
Se limitaba en no garantizar la semejanza de los evocados, y se aprovechaba del error de sus engañados, que el no había provocado.

Pero la impostura existía, fuera de toda garantía en el parecido, el problema estaba en la afirmación de una intervención sobrenatural.
Revue Spirite 1874

La publicidad que la Revue Spirite daba periódicamente a su punible industria, hacía poner en el periódico el Galignam´s Messenger, anuncios, que se habían hallado en su casa, y un estrepitoso reclamo en el Fígaro.
Cuando en la primera prueba no se obtenía ningún resultado, en la mayor parte de los casos, Buguet sabía persuadir a sus clientes para intentar otra segunda o tercera prueba, y algunas veces hasta una cuarta, de las que hacía esperar el éxito por medio de las evocaciones, y percibía el precio de todas estas operaciones sucesivas. La mayor parte de los testigos declararon haber sido movidos a dirigirse a Buguet por los artículos de la Revue Spirite, que lo presentaban como un excelente médium para obtener fotografías espiritistas, y que publicaba las pruebas por él sacadas, seguidas de encomiásticos comentarios.

Algunos de esos desgraciados, a pesar de la revelación de los fraudulentos procedimientos empleados por Buguet y sus propias confesiones, persistían en la convicción de una intervención sobrenatural para la obtención de las referidas fotografías. La viuda de Allan-Kardec, que había recibido gratuitamente la foto de su marido y otras personas, continuaban creyendo en el carácter maravilloso de los resultados obtenidos por Buguet. Su principal engañado, el conde de Bullot, quien frecuentaba su casa, unas cincuenta veces y le había dado sumas que se elevaban en total a 3 o 4.000 francos desde el mes de Agosto de 1874.
Revue Spirite 1874

Este creía haber reconocido en una de las fotos obtenidas por el Buguet a una hermana suya, viva aún, y que residía en Baltimore (Estados Unidos). Leymarie le persuadió de que existía allí una manifestación del fenómeno de bicorporeidad descrito por Allan-Kardec en sus obras, que consistía en el desdoblamiento del cuerpo de una persona viva que gozaba de esa facultad, durante el sueño, aparecía en un lugar alejado de donde estaba. El conde Bullot consistió en atestiguar este hecho por una carta que Leymarie se apresuró a insertar en su Revue.

Leymarie había estado mezclado activamente en el negocio de Buguet. Refiere para su defensa que habiendo tenido noticias a fines de 1873 de los ensayos de la fotografía espiritista hechos por Buguet, había asistido a experiencias hechas en su casa en presencia de sabios y publicistas, y que, no habiendo descubierto nadie la superchería, había creído en la existencia de un fenómeno sobrenatural. Pero Buguet afirma que Leymarie sabía que los procedimientos eran ficticios. Esta afirmación está confirmada por el cajero de la Revue Spirite, señor Jouffroy, y descansa sobre hechos materiales que se desarrollarán en el transcurso de los debates.
02 - El Espiritismo (Sevilla). 1-12-1875, n.º 15, página 17

p. 59, Fig. 17b, Édouard Isidore Buguet, Skull of Altotas and his representative, 1875.

En 1874, tuvo lugar un incidente que no permite pensar que Leymarie conservara la ilusión sobre los procedimientos de Buguet. Llegó un día una mujer quejándose a este de que uno de sus empleados, el señor Blot, había referido a otros la estratagema de que se servía. Un señor Gillard, lo había oído del mismo de quien partía esta indicación y se lo comunicó a Leymarie. Buguet contestó que ese empleado era un ingrato, porque, trabajando en su casa, no mostraba interés ninguno en ayudarle. Leymarie, desde este momento, no quiso observar, como hacía anteriormente, el modo con el que operaba el principal inculpado. Y haciendo ún día a éste hecho alusión, le contestó aquel : "Estad tranquilos y no os preocupeis por eso; se ha dicho mucho más de Allan-Kardec, y eso no ha impedido que su doctrina prospere"

Leymarie por otra parte, había sido advertido por su propio cajero Jouffroy con motivo de un carta que le dirijió el señor Dumas, Ge Setif, del sospechoso aspecto que revestían los trabajos de Buguet, haciéndose, no obstante, abstenido de tomarlo en cuenta a fin de reservarse, llegado el caso, el poder acusarse de propia ignorancia. Conviene advertir que se hallaba presente, y permaneció silencioso, el día que Berthall manifestó en voz alta en el gabinete de Buguet, que todo aquello que allí se hacía no era otra cosa que un hábil engaño.
Revue Spirite 1874

Leymarie en compañía del Sr. Carré, Coronel de artillería, hizo una prueba, y el supuesto espectro que apareció pretendió reconocer a el Sr. Procrest, de Primprex (Oise), muerto hacía más de dos años. Publicó el hecho y hasta atestiguó la semejanza en su Revue, a pesar que el mismo sobrino del Sr. Procrest, quien supuestamente aparecía en la imagen, declaró que no existía semejanza, tan sólo tenía algunos rasgos de semejanza.

Buguet había empleado para la aparición del espectro una fotografía que representaba al suegro del señor Prevost, llamado Regnault, publicista; éste se quejó al momento a Buguet de semejante proceder,  y Leymarie, a quien el fotógrafo refirió esta escena, hubo de aconsejarle que pusiese en la calle al señor Regnault, si de nuevo se presentaba en su casa, absteniéndose de hacer en su Revue la más ligera rectificación.

En el artículo que dedicó a ese hecho, afirmó Leymarie que M. C... y él habían practicado por si mismo todas las manipulaciones preliminares, cuando, en realidad, habían sido hechas por el fotógrafo.
Revue Spirite 1874

Igual falsedad se encuentra en un número de la Revue (Junio de 1874), en el que aparece reproducida una fotografía espiritista de Allan-Kardec.

El 7 de Mayo de 1875, encontrándose Leymarie con Buguet en un coche que les conducía a los tribunales, y sabiendo que todo lo había confesado, exclamó : "No habéis manifestado que erais medium; habéis hecho mal; yo sostendré que lo soy"

Añadió además que eran los jesuitas quienes les habían hecho prender.

Leymarie había mantenido constantemente relaciones con gran número de clientes de Buguet, él mismo le había enviado a muchos; también se había puesto en correspondencia con aquellos que habitan lejos de París, remitiéndoles pruebas espiritistas, asegurandoles contra toda superchería de parte de Buguet, y afirmando que él no tomaba parte alguna de las operaciones preparatorias. Por otro lado dirijía a Buguet un Sr. Rubis, fotógrafo en Lyon, para que le enseñara el procedimiento que usaba. Esta simple confesión bastaría para probar su mala fe.

Firman, natural de América, sotenía ser médium, y Buguet daba las señas de su domicilio a los clientes que le suplicaban les indicase alguien que celebrara sesiones de espiritismo. Por su parte, Firman enviaba clientes a Buguet, por más que este hubo de declararle que no era médium, y, aunque no le revelara los detalles de sus procedimientos, le dió a conocer que empleaba cierto artificio.
Revue Spirite 1874

Un día, queriendo conservar en el Conde de Bullot su creencia en el fenómeno de la bicorporeidad, le propuso a Buguet hacer aparecer a Firman, que se decía había partido para Holanda, pero que no había abandonado París. Buguet lo hizo aparecer con los ojos cerrados, como si estuviera dormido; despúes otra vez cubierto con un velo negro como representando un indianito que por tal se tenía, al aparecer en sus sesiones de espiritismo: luego cortó estas cabezas y se sirvió de ellas para hacer dos fotografías espiritistas, que el Conde de Bullot pagó en 80 francos. Buguet asegura que Firman estaba perfectamente enterado del uso que debía hacerse de sus fotografías.

La información ha revelado aún otra estafa que recae exclusivamente sobre la personalidad de Firman. Aparte de las sesiones públicas de espiritismo que este médium daba en su casa, y para las cuales había fijado la entrada de cada individuo en 5 francos, celebraba otras reuniones en la vecindad en las que intentaba hacer creer que los espíritus tocaban varios intrumentos mientras él se hallaba ligado de pies y manos.

Se observó una noche sobre estos intrumentos la señal de sus dientes, por medio de los cuales los había evidentemente puesto en movimiento. Además pretendía tener el poder de hacer aparecer un hombrecillo de aspecto bondadoso, rostro negro y vestido de blanco, mientras que él mismo permanecía sentado en un canapé, detrás de una cortina. El doctor Huguet, cuya casa se había entregado a éste ejercicio, llegó a sospechar. Su esposa hizo preparar una disimulada guarida en la pared, desde la cual pudo ella distinguir, sin ser vista, que el mismo Firman fingía el indiano, poniéndose al efecto una máscara negra, cubriéndose con un ligero velo y andando sobre las rodillas para disímular su estatura: precipitose aquella sobre él, y quedó descubierta la farsa.
El Espiritismo (Sevilla). 15-12-1875, n.º 16, página 1
Interrogatorio de M. Buguet
P - Decidnos vuestro nombre, apellidos, edad, profesión y vivienda.
R - Juan Buguet, de treinta y cuatro años de edad, fotógrafo, boulevard Montmartre, 5.
P - Se os acusa de haber incurrido en el artículo 405 del Código penal, del cual voy a dar lectura. (Lee el artículo). Resulta, Buguet, que en 1873 y 1874, sobre todo en 1874, os habeis ocupado de fotografía espiritista; ¿Quién os ha puesto sobre este terreno?

R - Uno de mis amigos me manifestó que de eso se hacía mucho en América, y le contesté que la cosa no me parecía difícil de ejecutar. Condujome en casa del doctor Puel, boulevard Beaumarchais, 73, y empecé a hacer esas fotografías por pasatiempo. El doctor Puel es quien envió a mi casa a M. Leymarie.

P - ¿Quién es quien ha traído a Francia la fotografía espiritista? ¿No es M. Scipion, actor?

R - Si, señor

D - En casa del doctor; habéis hecho experimentos?

R - No, solamente he asistido a ellos.

D - Es el doctor quien los practicaba?

R - Eran fenómenos espiritistas; había allí dos médiums, que no hacían sino cosas fantasmagóricas.

D - No habéis estado en reuniones en las que se encontraban los señores Bertall, Flammarion, Maxwell y otros?

R - Si, esos señores fueron con Leymarie para hacer experimentos; y solo por amor propio como fotógrafo trabajé.

D - Cuando hicisteis estos experimentos, os dijo M. Bertall ingenuamente que estaba bien?

R - Solo por amor propio no descubrí el manejo.

D - Pero, ¿es que esos señores no vieron que vuestros procedimientos eran naturales, artificiales, sin nada de sobrenatural?

R - Ese ha sido siempre el pensamiento de M. Bertall; ese debia ser el pensamiento común.

D - En que época comenzaron vuestras relaciones con Leymarie?

R - En diciembre de 1873.


D - Y quién os puso en relación con él?

R - El doctor Puel; M. Leymarie vino a buscarme y me preguntó por fotografías espiritistas para su Revue: me ha enviado mucha gente; no me ha preguntado de manera ninguna cómo trabajaba, pero si me dijo que había ya mandado a hacer algo en América, y me manifestó el placer que experimentaba al encontrar en Francia un fotógrafo que pudiera hacer lo mismo, hallando en ello una economía.
Revue Spirite 1874

D - No se ha dado cuenta de vuestros procedimientos?

R - Nunca M Leymarie me ha hablado de ese asunto; jamás me ha preguntado con motivo de mis procedimientos.

D - Os ha pedido fotografías espectrales, como otros os piden fotografías ordinarias?

R - Él sabía perfectamente que yo no podía tener los espíritus a mi disposición. Yo tenía a menudo ocho, diez pruebas que hacer al mismo tiempo, y absolutamente contaba con el necesario para ocuparme de la cuestión de que se trata; creo que Leymarie pensaba en buscarse la vida como yo.

D - Luego sois un fotógrafo como cualquier otro, que tratáis de comerciar lo mismo con los espíritus que con los hombres?

R - Se me pedían fotografías espíritistas y las hacía.

D - De este modo queda probado que no tenéis pretensión alguna de sobrenaturalismo; que en vuestras relaciones con Monsieur Leymarie no ha mediado nada de sobrenaturalismo, sino que la cuestión quedaba simplemente reducida a que tu hacías las fotografías espectrales como las hacen los demás fotógrafos; que en Monsieur Leymarie buscaba solamente figuras y no fotografías espiritistas. He ahí todo lo ocurrido. A principios de Enero de 1873, alquilásteis una habitación en el boulevard Montmartre; sois casado, tenéis hijos, gastos considerables; ¿no temíais no poder pagar el precio del arrendamiento?

R - Quería engrandecerme

D - De la información resulta que no teníais dinero, que no disponíais de lo preciso para atender a todas las necesidades de vuestra casa.

R - Es cierto que en aquel momento me encontraba algo atado; estaba al principio de mi empresa; pero solo en quince días hubiera podido satisfacer mis compromisos.

D - Precisamente; vuestros recursos eran poca cosa, teníais una numerosa familia, os encontrábais en la necesidad de pagar al propietario de la finca; por consiguiente necesitábais dinero; ¿no fue entonces cuando Leymarie os ofreció 3.500 francos?

R - Yo fuí quien se los pidió, y él, en efecto, me prestó esa suma.

D - M. Leymarie se ofreció a prestaros 3.500 francos en nombre de la sociedad espiritista: habéis recibido esta suma; de este modo hallásteis en dicha sociedad una especie de banquero que remediaba tus necesidades. ¿Cuales fueron las condiciones para la devolución de ese dinero?

R - Contaba con un año de término. M. Leymarie me encargaba fotografías, y se había convencido que el dinero que recibiera le daría entrada en caja en deducción de los 3.500 francos que me habían sido prestados por la Sociedad Espiritista.

D - Se convino que este préstamo de 3.500 francos fuese hecho sin interés?

R - Perdón, con interés de un cinco por ciento; pero estos señores no me han dejado pagar los intereses.

D - Últimamente, al finalizar el año, habríais correspondido?

R - Si, señor.

D - No existe convenio alguno relativo a la entrega de fotografías espectrales? No se ha dicho que facilitaríais de esas fotografías para ser vendidas por la librería espiritista=

R - Si, pero se hizo antes conmigo; antes de dirigirse a mi casa, se traían fotografías de América; yo pues, no he innovado nada.

D - No es eso lo que quiero decir. Deseo simplemente sentar cual ha sido la naturaleza de vuestras relaciones con M. Leymarie : ¿facilitabais pues la fotografías? ¿ las vendíais a 50 céntimos?

R - No, a 40

D - Y él las volvía a vender a 0,75 de franco, obtenía pues un beneficio sobre vuestros trabajos. De los informes resulta que teníais una casa bien montada; disponíais de una cajera, la hija de Menessier; ¿cuáles eran sus ocupaciones?

R - Ha estado siempre en casa; a los quince días de haberme establecido entró en ella, y estaba para recibir al público.

D - Si, las personas que se presentaban la decían : "Deseo retratarme al lado del espíritu de tal persona" y según los informes ella se esforzaba por adquirir cuantos pormenores podía acerca de las personas cuyo espíritu se deseaba evocar?

R - Oh! raras veces. Tal vez en los últimos días.

D - De la información resulta que esa señorita Menessier preguntaba a la persona la edad, sexo etc, relativo de la persona cuyo espíritu era preciso evocar?

R - Perdonad; no teníamos necesidad de ello.

D - Parece sin embargo, que con vuestros procedimientos no dejaba de ser útil estar enterado de la edad, sexo, color del cabello, y otros detalles?

R - Ocurría frecuentemente que algunos daban estos pormenores sin que se les preguntara.

D - Pero alargabais la mano a los que iban a retratarse preguntándoles ¿Sois creyentes?

R - No, señor.

D - No? ¡Ah! no era ese vuestro proceder; pues bien. ¿Cual era? ¿que le decíais?

R - Dejábales en su creencia, no les inducía en error, permanecía indiferente. He dicho la verdad al juez: jamás he proferido que era médium.

El Espiritismo (Sevilla). 15-1-1876, n.º 2, página 15
Leymarie 

Por último Chéroux nos cuenta que Leymarie, por su parte, hizo todo lo posible por salvar lo poco que pudiera quedar de la creencia.Una vez que Buguet había confesado, perdió uno de los principales puntales de credibilidad para el movimiento, de modo que lo único que podía hacer era sustituirlo por otro, y eso hizo, apoyando su defensa en los testimonios de los clientes de Buguet que habían identificado formalmente los espíritus que aparecían en las imágenes.Gracias a un anuncio publicado en la Revue Spirite, Leymarie reunió cerca de 15 testimonios, que adjunta al expediente de instrucción del caso y que luego publica, tras el juicio, a fin de preparar el recurso de apelación.49 Toda la argumentación de Leymarie reside, pues, en el desplazamiento de la creencia, que pasa del fotógrafo al fotografiado.50 En muchos aspectos la táctica de Leymaire entra en contradicción con la de su defensor. ¿Cómo se va a condenar al fotógrafo sin dejar de creer en sus fotografías? La sala del juzgado se convierte así en un teatro donde se suceden las escenas más sorprendentes. Pues aunque durante la vista hubieran salido a la luz todas las pruebas de la superchería, aunque Buguet hubiera reconocido el fraude, sin dejar lugar a equívocos, algunos de sus clientes seguían empeñados en que reconocían los rostros de sus allegados en las imágenes.Apoyándose en su creencia,convencidos de que bajo aquel proceso judicial se ocultaba un ajuste de cuentas político, una nueva inquisición u otro “caso Galilée”, los espiritistas se niegan a aceptar que han sido engañados y todavía más a renegar de su fe.

A pesar de todos los esfuerzos realizados por los espiritistas para defender su creencia, la sentencia fue severa: Buguet y Leymarie fueron los dos condenados a pagar una multa de 500 francos y a un año de cárcel. Firman salió mejor parado, con seis meses de cárcel y 300 francos de multa. La sentencia sería confirmada en el recurso de apelación y posteriormente en el de casación.

Más allá de los individuos concretos, esta sentencia supondría también una condena para la fotografía espiritista. Pues, a la inversa de lo que había sucedido con el proceso americano,en el que la absolución de Mumler se había tomado como una aprobación tácita, por parte de la justicia, de la fotografía espiritista, la condena de Buguet supuso en Francia el golpe de gracia para esa práctica fotográfica, bajo esa forma al menos.
“Médium a su pesar”, Le Grelot, 11 juillet 1875, n°222, p. 1

Basta con ver el tono burlón con el que la prensa trata el caso después del fallo del juez para comprender que en Francia la fotografía espiritista había perdido toda credibilidad y para mucho tiempo.

Edouard Isidore Buguet, 1875. Clockwise from top left “Spirit of Paganini” “Skull of Altotas and his representative” “Mediumnic attraction””Fuidic effect”

Quince días después de terminado el proceso, Buguet lleva al depósito legal de la Biblioteca Nacional una serie sorprendente de autorretratos recreativos que constituyen un testimonio explícito de su nueva orientación profesional. Buguet aparece en ellos en conversación con su doble etéreo, acompañado por el fantasma de Paganini y el espectro de la muerte, o ejercitándose en la levitación de mesas. Para producir estas imágenes, Buguet empleó los mismo artificios que había empleado en la época de su fraudulenta industria, con la diferencia de que ahora están puestos al servicio de una iconografía recreativa y no de la convicción espiritista. A partir de este momento su tarjeta de visita reza: “fotógrafo anti-espiritista”.

El fraude de las fotografías espiritistas, pese a todo esto, siguió existiendo.

El 12 de Julio de 1930, publicaban en el periódico "El Heraldo de Madrid" una fotografía de Arthur Conan Doyle, donde el creía ver la imagen de su hijo muerto en la guerra.
El Heraldo de Madrid. 12-7-1930, página 7 - La foto es una ilustración
El Heraldo de Madrid. 12-7-1930, página 7 - con foto original

Este es el origen de las posteriormente catalogadas como "fotos de fantasmas" y vídeos virales de fantasmas de YouTube, esto nos ayuda a entender como, hoy igual que ayer, algunos siguen queriendo ver fantasmas donde no los hay.
Fuentes :

http://spiritisme.net/index.php/revue-spirite/revue-spirite
EL CASO DE LA FOTOGRAFÍA ESPIRITISTA LA IMAGEN ESPECTRAL ENTRE LA DIVERSIÓN Y LA CONVINCCIÓN - Clément Chéroux
https://reacto.webs.ull.es/pdfs/n4/clement_cheroux.pdf
El Espiritismo (Sevilla). 15-11-1875, n.º 14, página 5
El Espiritismo (Sevilla). 1-12-1875, n.º 15, página 17
El Espiritismo (Sevilla). 15-12-1875, n.º 16, página 1
El Espiritismo (Sevilla). 15-1-1876, n.º 2, página 15
The Perfect Medium - New Haven, CT Yale University Press, 2005
Revista europea Tomo Segundo Año I Número 21 - 1874 julio 19 - pagina 33
La Correspondencia de España  diario universal de noticias Año XVI Número 1960 - 1863 octubre 16

1 comentario:

  1. Excelente articulo. Te felicito, Gracias por compartir esta informacion.

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